«Porque el hombre, siendo cuerpo y alma, debe estar igualmente seguro de estos dos servidores, porque si uno falta, el otro sufre, y el alma sola sucumbiría pronto.»
— Julio Verne

A veces olvidamos que cuidar el cuerpo no es un capricho, sino una necesidad para vivir con claridad, equilibrio y fortaleza interior. Los estoicos lo sabían bien: no se puede aspirar a la virtud si el cuerpo se abandona. Cuerpo y alma se sostienen mutuamente, como dos columnas que mantienen el templo en pie.

Por eso, te invito a sumar este hábito estoico y cotidiano: mueve tu cuerpo cada día, aunque sea solo 10 minutos. Sal a caminar, estira tus brazos, respira profundamente al ritmo de tus pasos. No necesitas grandes rutinas ni gimnasios. Solo decisión.

Hazlo un ritual de presencia.

Mientras te mueves, no pongas el piloto automático. Siente cómo respiras, cómo late tu corazón. Estás vivo. Estás aquí. Eso ya es un regalo. Y como todo regalo, merece cuidado.

Que el ejercicio no sea una obligación, sino un gesto de amor hacia ti mismo. Porque cuando el cuerpo está fuerte, el alma se siente más ligera. Y cuando ambos trabajan en armonía, el día empieza con otra energía.

Mini reto del día.

Hoy, regálate 10 minutos de movimiento consciente.Elige algo sencillo: una caminata, unos estiramientos, bailar tu canción favorita o subir y bajar escaleras.Hazlo con intención. Conecta con tu cuerpo. Respira.

Y al final, pregúntate:

«¿Cómo me siento ahora?»

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *